Cómo imaginamos que pudo ser...
Cómo imaginamos que pudo ser. Buena pregunta. Cuando nos enfrentamos a una situación extrema, tenemos ese sentimiento de ansiedad sin saber que hacer o que pensar; hacernos esa pregunta ¿por qué a mí?.
Platicando con una mamá hace unos días, la que muy amablemente me platicó de sus dificultades, para poder entender esa situación tan compleja, de tener hijos con síndrome de Prune Belly.
Hemos comentado que esto tiene tantas variantes y grados como la ciencia poco o mucho ha podido documentar. Pero qué sucede si, te encuentras en esa disyuntiva, saber que tu criatura no llegó a sobrevivir. La desgarradora historia que seguramente muchos han pasado y que, nadie quiere vivir eso, la fractura de las emociones, la ruptura del corazón, la falta de alma para poder decir, "así pasó por algo" y no tener las respuestas.
No puedo imaginar lo que es perder un hijo, desgarrador. Lo que puedo pensar es en esa ausencia, sea de unos días o de años, ¿qué pasaría por mi mente?, ¿qué haré yo, el día que no esté mi nieto?, no lo sé.
Siempre he pensado, desde que nació, que, su misión es la razón, que su estado, es la respuesta a alguna lección que nos debe de dar o, que nos está dando, independiente a la que él mismo se dará, como mencionaba de ese chico de cuarenta años, que ha sobrevivido pensando que debe ser Superman y Clark Kent para seguir adelante en su vida, como esa burbuja trasparente, pero porosa, diáfana y sólida que le dije a mi nieto cuando lo vi en el hospital.
Desde su llegada, yo sentí que debía de aprender de él, que el tiempo que fuese, sería y es, lo fundamental en mi vida, en la de sus padres, de los que lo conozcan. Sé, que podre pensar que el dolor es el reflejo de la pérdida cuando no has guardado en tu memoria, ese tiempo que pasaste con las personas que amas, esos momentos en que en realidad les demuestras y ellos te dan lo mejor de sí. Extrañamos el físico, la presencia, la compañía y, la culpa, el remordimiento se apoderan cuando decimos "Si hubiera..." Ese hubiera que no existe, puesto nunca pasó.
Sobreponerse a una pérdida, es entender, que nos quedamos, que guardamos y que nos dejó para poder seguir adelante. Eso debería ser lo importante. Sé que, siempre haremos lo indecible y lo imposible para seguir luchando al lado de ese ser que por alguna razón inexplicable, nos llena de aprendizajes, seremos los héroes, cuando el héroe es él, que su historia de vida, se traduce a luchas, satisfacciones, tropiezos y ganar trofeos, que esa historia deje, al héroe y a los antagonistas, que son los hospitales, los cables y las agujas, los exámenes y los doctores, tendidos en la lona, acabados y derrotados, puesto el héroe decide que su vida es más importante, es más valiosa para él, pero aún más, para los que le rodean.
Esta mecánica aplica para cualquier persona que padezca cualquier otra enfermedad o situación, que nos lleva al límite del entendimiento. No es solo, saber médicamente que sucede es, entender los sentimientos, las necesidades, los afectos y la salud mental, esa que no siempre, encontramos eco ni apoyo.
Agradezco poder ir trazando poco a poco este espacio, el que en algún momento espero sea, para ese apoyo que no siempre se tiene.
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