De lo privado a lo público
Me cuesta trabajo entender. ¿Qué necesitamos para que nos muevan el tapate?, esa parte de los seres humanos que nos aferramos a una idea preconcebida, añeja y vetusta. Creemos que no podemos cambiar, cambiar las creencias, cambiar las manías, cambiar nuestros rumbos.
Mentira, cambiamos en el momento en que deseamos hacerlo, sin más previo aviso, que el hacerlo. Dejar de lado aquellas ideologías que nos han atado de manera histórica, que nos han metido hasta el tuétano de los huesos cargados de reumas y atrofiados por la húmeda certeza de, que sin esas memorias, dejaríamos de ser nosotros mismos. Nos dejaríamos caer el el charco inmundo de la vid alegre, cual esquineras, perdidas. La realidad es que, todos cambiamos, a lo largo de nuestra existencia, vamos modificando tantas cosas, tantos pensamientos que, cuando nos damos cuenta, ya no somos, lo que éramos hace quince, veinte y cincuenta años.
El problema es, que nos seguimos quedando con esas muletas que cargamos de manera indefinida, esa que nos han manifestado como correcta desde los tiempos inmemoriales, esa, que nos indica el certero y cómodo camino de la única verdad. Pero no es cualquier verdad, es la que nos apropiamos cada día cuando vamos por la calle, mirando sin observar, cuando con los vecinos oímos, sin escuchar, cuando pensamos, sin analizar.
Me he cuestionado tanto últimamente, ¿Para qué escribo?, ¿a quien quiero moverle el tapete?, ¿Para qué quiero hacerlo?
Me ha cuestionado mi terapeuta tantas veces, que lo primero que me dijo es la clásica y temida pregunta: ¿Quién eres?, sigo intentando definirme como en algún momento me dije: "soy alborotadora natural", en efecto, siempre contra corriente, siempre en ese vaivén, en constante dinamismo que raya en locura, así me toman siempre, como loca y chimpleta.
La realidad es que, cada día me levanto de manera desordenada, sin ese cuestionamiento estentóreo que me indica qué debo hacer o no. Simplemente me dejo llevar por lo que a últimas fechas es, un sopor horrendo, un cataclismo interno, un intento por seguir de pie con lo que sé sin lugar a dudas, es mi pasión.
¿Y por qué no la siento?, ¿Qué tengo en la cabeza estos días que, cada jueves me enfrasco en la tarea optada totalmente por mí, para descubrirme, desnudarme, entenderme o, por lo menos, saber a dónde quiero llegar y más importante ¿Para qué?, ya no es el por qué, ya no es el y sí, ya no es el hubiera, ahora es el YO.
Mucha gente escribe , caray si es ahora lo moda más increíble, está perfecto escriban, no importa si lo hacen bien o no, si tiene que leerse miles de libros, si quieren tomar cursos, no importa, lo que interesa es que se están ocupando, que se están interesando en algo más que ver la gente pasar en por calle y ni por asomo, pensar que sucede con su vida, que pueden optar, por cuestionarse, indagar en sus adentros, externar en burdas o pulidas palabras congruentes o sin sentido, eso es lo que importa finalmente.
No nos importe, si nos leen, si nos critican, de hecho es bueno, si son malas mejor, nos hacen más tercos y más fuertes, que cuando nos dan atole con el dedo y nos ponen flores, eso no sirve.
Ahora, dentro de este andar que, últimamente he optado, será mi refugio hasta, no se cuando, disertar, opinar, poner en debate, cuestionarme, esperar. Seré de pronto una cronista, una ensayista, una bloguera, me importa un carajo lo que sea, lo que me importa es que soy, aquí y ahora, no quiero ser una más de los eternos y atascados recuadros en las redes, quiero ser de esas que, cuando decidan por simple pinche curiosidad morbosa, se queden con, lo que quieran quedarse, mientras mis andares quieran ser comentados, debatidos, cuestionados, incluso destrozados, adelante, estaré dichosa.
Así que, no se enfrasquen en disertaciones, hagan lo que quieran hacer, sean lo que quieran ser, vayan por donde quieran ir.
Comentarios
Publicar un comentario
Todos los comentarios aquí expresados serán respetados. Así mismo, se les pide responsabilidad al realizar entradas.