Llega la huelga del Nacional Monte de Piedad

Las once con cincuenta y cinco, a la expectativa, el día marcado. 

Se coloca la bandera roji negra, las doce en punto del 15 de febrero. Ha llegado, sin preámbulos, anunciada, esperando hasta ese último instante, que la ansiada llamada se produjera, pero, no llegó. 

Arremolinados, con gestos de asombro y al mismo tiempo, de sentimientos encontrados. Sabíamos, que así debía ser, nos lo debíamos, era el siguiente paso de una lucha, que nos llegaba como sombra obscura desde hace ya tres años si no es que más.

Todos, en cada rincón de este hermoso mexico  donde se alza una morada de esta noble institución, esta que fue creada por sudor y hambre, por alivio y necesidad, con fortaleza y lealtad. La que es sus cimientos se arrebatan historias sin fin, anécdotas, entretejidas de todos los que han pasado por sus puertas, hoy cerradas y aguardando. 

Se forman los grupos, los primeros se quedarán con lo puesto, si hay frío, si hay hambre o sueño, en el suelo, parados como parado esta el arreglo a las demandas, como parado es el cacumen de los ambiciosos, como parado y en letargo el pensamiento humilde de sus directivos. 

No todos tendrán más que la acera por donde pasará la gente, viendo azorada, indiferente, algunos y otros, preguntarán; cuando podré sacar mis prendas?, cuándo terminará esto?, cuando dejarán de pelear y se preocuparán por los que les dan de comer, es decir, los que están pasando frío y hambre, los que acuden a realizar empeños y comprar; para ser exactos, todos los que dan, para que "esos", se empecinen en derrumbar lo que tiene más de docientos años. 

Así llegaron las lonas, medio tapar el frío. Llegaron las sillas y algún alma caritativa, llega con pan, agua, algo para comer. 

No hay sueldo, no hay dinero que dure, lo que hay mucho, lo que nos sobra, son ganas de luchar, ganas de no dejarnos pisotear, ganas de seguir siendo lo que somos.

Ahora, apenas una semana después, los sartenes, una botella de aceite, la parrilla y botellas de agua donadas, huevitos y latas de frijoles, mantas pues hace mucho frío, nada de eso nos hace pensar, que podemos claudicar, eso nunca. 

Tal vez empecemos a vender dulces, tortas, a pedir en los trasportes, pero desistir nunca. 

Día, 21 de febrero, lugar: cualquiera donde se encuentre una sucursal del Nacional Monte de Piedad. 



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